Sigo sin ver absolutamente nada. La oscuridad, que rodea mi
cuarto, es tan tangible como infinita.
Me sumerjo una vez más en las aguas profundas de Lovecraft.
Y recuerdo.
Te recuerdo.
Pagina tras paginas, mis ojos bailan con la tinta del
amarillento libro.
Monstruos endemoniados y Ángeles perversos caminan por mi
mente.
Suelto un suspiro.
¿Dónde estarás mañana.?
¿Con quien?.
Me éxito al recordar.
Luego vuelo a las paginas dobladas.
Intento atravesar el desierto de mis sábanas heladas, y
llegar hasta mi sexo.
Tal vez sea mejor que lo deje al azar. Y no hacerlo por
necesidad.
Aun soy adolescente.
Cierro el libro, pero abro muchas puertas en mi cabeza.
Ya tengo que dejar de escribir.
Voy a necesitar las manos.
Marco Spaggiari
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